Estamos en un momento histórico en el campo de la educación. La situación de contingencia derivada del COVID-19 nos ha llevado a la necesidad de responder a la pregunta: ¿cómo continuar la educación de nuestros niños y jóvenes mientras las escuelas están cerradas?

Millones de maestros, padres de familia y alumnos estamos en busca de respuestas a estas preguntas, haciendo nuestro mayor esfuerzo por seguir ofreciendo una educación de calidad ante estas circunstancias. 

Quienes somos más privilegiados hemos tenido la oportunidad de mirar a la tecnología como una enorme posibilidad de contar con las herramientas y prácticas para que la educación siga sucediendo mientras los niños están en casa.

Sin embargo, es esencial que tengamos en mente que llevar nuestras clases a una modalidad en línea no implica una mera transferencia de un espacio a otro, sino una adaptación que nos permita aprovechar lo mejor de lo que la tecnología nos ofrece, a la vez que mantenemos la calidad de las experiencias de aprendizaje, propiciando que estas sean dinámicas, participativas y dialógicas. 

En el Instituto DIA hemos tomado seis de las mejores prácticas que nos recomienda la Universidad de Harvard, así como nuestros aprendizajes acerca de la mediación dia, para compartir con ustedes algunas recomendaciones para que esta transición pueda ser más fluida y enriquecedora para todos los involucrados: 

1. Piensa primero en la pedagogía, y después en la tecnología. Es recomendable que primero dediques tiempo a pensar qué quieres lograr con tus estudiantes. Una vez que tienes tu intención y objetivos claros, puedes entonces buscar y aprender cuáles son las herramientas tecnológicas que pueden apoyarte en el diseño de las actividades y el logro de esos objetivos. Recuerda que la tecnología es un medio, no un fin. 

2. Establece las reglas del aula virtual. Asegúrate de que los alumnos tengan claras las expectativas de comportamiento en el espacio digital. Ya sea que tú mismo presentes las reglas; por ejemplo: mantener la cámara encendida, levantar la mano, respetar a mis compañeros, o que ofrezcas un espacio para que se construyan acuerdos con el grupo con la pregunta: ¿qué acuerdos necesitamos para seguir aprendiendo en este espacio virtual?

3. Aprovecha la interactividad. Las tecnologías en línea pueden fomentar y facilitar espacios dialógicos e interactivos de forma más fácil que el aula tradicional. Además, la mayoría de los estudiantes son “nativos digitales” que ya usan tecnología remota para sus propias reuniones y encuentros. Aprovecha estas posibilidades. Algunas ideas para aumentar la participación de los alumnos son:

4. Determina tus prioridades. Considera qué es lo que puedes lograr de manera realista. ¿Crees que puedes mantener tu plan de estudios original? ¿Crees que hay contenidos o habilidades a desarrollar que sean más relevantes en este momento de los que tenías planteados? ¿Qué actividades es mejor reprogramar? Es importante tener en cuenta el impacto que esta situación puede tener en la capacidad de los estudiantes para cumplir con las expectativas.

5. No esperes dominar todo desde el día uno. Vas a aprender (rápido). Tus alumnos van a aprender (incluso más rápido). Reconocer esto explícitamente con tus alumnos puede ser una buena idea. Estarán aprendiendo juntos a utilizar estas nuevas herramientas. Incluso, puedes invitarlos a apoyarte para estructurar, compartir ideas y co-crear algunos aspectos de la clase. 

6. Los aspectos técnicos son importantes. Asegurarse de buscar un espacio libre de ruido e iluminado para dar la clase es de gran importancia. Si es posible que este se encuentre cerca del módem para asegurar un buen acceso a internet, aún mejor. También, vale la pena invertir en buenos audífonos que tengan un micrófono conectado.

Para más información, puedes consultar la página de la Universidad de Harvard con las mejores prácticas de la pedagogía en línea.

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