Adquirir habilidades socioemocionales tiene múltiples beneficios para el individuo que las adopta y pone en práctica, por lo que divulgar ese conocimiento en los espacios educativos impactará en la transformación y el desarrollo emocional de las nuevas generaciones. 

Ya hemos hablado de que la educación socioemocional brinda a los alumnos la oportunidad de activar sus emociones y habilidades sociales para presentarse como seres íntegros. Para educar al niño, es necesario asociar los aprendizajes académicos con las habilidades socioemocionales. Tal como lo ha mencionado la Dra. Janet Patti, fundadora del Colaborativo para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional (CASEL, por sus siglas en inglés): "además de ayudar a nuestros estudiantes a sacar buenas calificaciones, necesitamos dotarlos de habilidades que les ayuden a enfrentar los desafíos de la vida". Frente a esta necesidad, te compartimos algunos consejos para trabajar las emociones de forma sensible y asertiva en el aula: 

1. ¿Cómo traer las emociones al aula? ¿Cómo abordarlas en una primera sesión?

Un primer paso para hablar de las emociones en el aula es destacar la importante función que tienen en nuestro desarrollo. Puedes empezar presentando a tus alumnos algunos datos interesantes para reflexionar en torno a las emociones: 

  1. Las emociones no son ni buenas ni malas, son reacciones bioquímicas que, sin embargo, pueden convertirse en emociones destructivas si no se regulan y se expresan de forma poco asertiva.
  2. Las emociones detonan respuestas neurofisiológicas que dan como resultado la secreción de hormonas y otras sustancias químicas que producen reacciones en el cuerpo, como taquicardia, sudoración y vasoconstricción, así como cambios en el tono muscular. Identificar estas reacciones nos ayuda a reconocer, en un primer momento, lo que sentimos.
  3. Las emociones son mensajeras. Es decir, la emoción me informa que algo está pasando y que debo prestar atención a lo que siento para responder a ello.
  4. Nuestras emociones tienen un efecto en nuestras relaciones personales, en nuestra salud física y mental. Si no se trabajan, se liberan o se desahogan de forma adecuada, pueden afectar algo más que nuestra experiencia de vida y nuestro devenir.
  5. Las emociones tienen diferentes intensidades y niveles de energía. Puedo estar molesto con un grado bajo de energía o puedo sentirme extremadamente enojado y furioso. Saberlo nos permite aprender a regular y modular para evitar que se salgan de control.
  6. Las emociones son transitorias. Como fenómenos bioquímicos, las emociones tienen la característica de fluir y desvanecerse en microsegundos. Si permitimos que se mueva esa emoción, que se desahogue y se exprese, no necesitaremos cargarla y sostenerla a través del tiempo en nuestro cuerpo y mente.
2. ¿Cómo propiciamos un espacio de escucha y diálogo en donde los alumnos puedan expresarse?

La actitud es un ingrediente esencial en la construcción de ambientes armónicos. Cuando somos abiertos y cálidos, y cuando nuestra interacción manifiesta respeto y afecto, nuestros estudiantes se sienten acogidos, valorados y contenidos. 

Acciones simples como verlos a los ojos, hablarles por sus nombres y darles frases de aliento hacen una gran diferencia en la construcción de un espacio seguro para expresar emociones.

La escucha es una habilidad esencial que te permitirá establecer una conexión afectiva con tus estudiantes para que puedan expresar lo que sienten. Es una de las habilidades más poderosas para crear entornos armónicos. Sentirnos escuchados aumenta nuestra motivación, mientras que escucharnos entre nosotros nos permite ampliar perspectivas. 

El diálogo también es una gran herramienta para promover la reflexión, la empatía y, en general, una cultura del aula en la que se aprovechen las emociones para construir relaciones interpersonales sanas y aprender mejor.

Mantener una comunicación abierta nos ayudará a construir ambientes de bienestar. Preguntas como: “¿qué sientes?”, “¿dónde lo sientes?”, “¿qué necesitas en este momento?” y “¿cómo puedes expresar tu enojo de una forma en la que te cuides y cuides a los demás?” promoverán que tus estudiantes se sientan escuchados y seguros.

3. ¿Cómo orientar o acompañar a los alumnos en situaciones de duelo?

La actitud del maestro estará siempre basada en el respeto a lo que está viviendo su alumno, sabiendo que solamente es un acompañamiento y no una intervención.

Acompañas al alumno en su duelo cuando le expresas que sabes lo que está pasando, que respetas y honras lo que está sintiendo. También lo haces cuando le ofreces un espacio seguro para que verbalice su dolor o para permanecer en silencio, y le aseguras que estás disponible para acompañarlo, escucharlo o ayudarlo a nombrar lo que está sintiendo.

También te recomendamos consultar con el área de psicología de la escuela para valorar la pertinencia de intervenir y así ayudarlo a resolver su situación.

4. ¿Qué hacer si un alumno rompe en llanto?

Puedes acercarte a él con respeto para expresarle que identificas y respetas su dolor. Preguntarle si lo puedes tocar y, en ese caso, poner las manos sobre sus hombros para que se sienta contenido.

Evitar las preguntas sobre lo que causó su llanto; en cambio, indicarle que el grupo permanecerá en silencio durante un momento para acompañarlo a recuperarse y que, después, retomarás el flujo de la sesión.

Si la situación persiste, al final de la sesión, puedes dirigirte al área de psicología de la institución para que aborde el problema desde sus atribuciones.

5. ¿Qué podemos decirle a un alumno que perdió a un familiar?

Consideramos importante crear un espacio de confianza para expresarle que sentimos empatía ante la situación que ha vivido o por la que está atravesando, hacerle sentir que nos importa lo que siente, piensa y reflexiona.

Podemos tomar unos momentos para escucharlo desde una mirada de respeto, con mente, corazón y voluntad abiertos, y abrazando la resiliencia para conversar con nuestros estudiantes usando algunas preguntas que puedan ser pertinentes desde el vínculo afectivo. Recordemos la sensibilidad y el cuidado cuando abramos estos momentos que pueden ser personales o colectivos.

Aquí te compartimos algunas preguntas que puedes tomar y adaptar de acuerdo al contexto: "¿cómo te sientes?", "¿cómo quieres recordarle?", "¿qué es lo más bonito que vivieron juntos?", "¿cómo te gustaría honrar lo que compartieron?", "si esa persona pudiera contarnos algo de ti, ¿qué nos diría?", "¿cuáles son los sueños y esperanzas que te gustaría seguir sosteniendo?", "¿qué te gustaría decirle a través de una carta, poema, dibujo o audio?"

Además, te recomendamos agradecer mucho la confianza de esos momentos tan importantes, y que le asegures que seguirás al pendiente de lo que necesite. Hay muchas formas de apoyarnos ante la pérdida de los seres que amamos.

6. ¿Qué hacer si un estudiante no puede expresar lo que siente?

A veces nos enfrentamos a la situación complicada de que nuestros estudiantes no encuentren un lenguaje para expresar lo que sienten o piensan. En algunas ocasiones, la hoja en blanco pareciera una barrera imposible de saltar. Sin embargo, hay una diversidad de lenguajes para expresar lo que setipensamos: por ejemplo, podemos hacer uso de la expresión creativa, en la visión de que todos tenemos la capacidad de explorar y enriquecer nuestra imaginación, creatividad y disfrute. 

Podemos usar otro tipo de materiales para invitar a nuestros participantes a construir y visibilizar lo que sienten por medio de la escritura creativa, oraciones fantásticas, caligramas, acrósticos, cuentos, creaciones gráficas y plásticas, el moldeado de plastilina y arcilla, o involucrarse en actividades con el cuerpo: representar emociones, utilizar la mímica como un acto de teatral. 

Mezclar distintas formas de bordar e hilvanar lo oral con el dibujo o lo gráfico con lo corporal, hasta usar y crear elementos reciclados que nos ayuden a hacer emerger lo que estamos sintiendo; retar nuestra creatividad para crear a partir de los elementos que tenemos para construir, lograr expresar y resignificar lo que sentimos.

Finalmente, sumaremos que es vital el reconocimiento, la valoración y la apreciación cuando un estudiante logra vencer sus barreras, así como motivarlo a que siga buscando formas de plasmar lo que vive y siente.