Hay muchas maneras de definir y aterrizar esta aptitud y, por lo tanto, de practicarla. Para esto, Janet Patti explicó tres tipos de empatía que podemos usar:  

  • Empatía cognitiva. Consiste en percibir y en entender, es la capacidad de tomar en cuenta las perspectivas de otra persona, ponerse mentalmente en los zapatos del otro. Es muy necesaria para resolver conflictos o integrar a un nuevo miembro a la comunidad.

  • Empatía emocional. Es cuando realmente se siente lo que la otra persona siente. La capacidad afectiva es el fundamento de las relaciones humanas; como cuando lloras al ver a otra persona llorar, o te alegras por la alegría del otro.

  • Empatía compasiva. Es la empatía en acción, cuando estamos tan conmovidos por algo o alguien que nos mueve a ayudarlo. Por ejemplo, a un discapacitado a cruzar la calle o cocinar para una familia con pocos recursos. 

Escucha atenta 

La escucha atenta es una de las herramientas más eficientes para fomentar la empatía y abre el espacio para que el hablante se sienta escuchado. Además constituye una de las reglas del juego que nunca deben faltar dentro de una sesión de mediación dia. 

Escuchar requiere que prestemos atención completa a la persona que habla y hay dos estrategias que podemos usar para lograrlo: 

  • La escucha no verbal: Es cuando prestamos atención con nuestros cuerpos, gestos y expresiones faciales. Muchas veces la persona que habla solamente necesita que alguien la escuche, sin opiniones. Evitar hacer juicios sobre lo que nos están compartiendo y todo tipo de interrupciones. Hay veces que alguien quiere ser escuchado en silencio.

  • La escucha verbal: Se usa cuando alguien quiere que participemos en su problema, situación o alegría; le apoyamos con las mismas características de la escucha no verbal, pero completamos con preguntas que le ayudan al hablante a clarificar sus pensamientos, como por ejemplo: “¿me puedes decir más?”, “¿cómo te sentías en ese momento?”. Con esto tomamos la oportunidad de validar las emociones de la otra persona. 

“Hay veces que el hablante no sabe lo que necesita de ti, especialmente los niños y jóvenes, ahí entra nuestra responsabilidad como docentes o padres de familia, ayudarlos a clarificar sus pensamientos y sentimientos, usando la escucha activa”,

Preguntó a los maestros durante un taller cómo pueden construir un espacio de empatía dentro de sus salones. A continuación, compartimos algunas respuestas que queremos destacar:

“No suponer que los alumnos llegan sin problemas”. 

 “Es más importante el ser humano, antes de ser docente”.

 “Al inicio de la clase, preguntar a los alumnos cómo están”.

 “La manera de hablarle a los alumnos, desde el saludo hasta la forma de dar indicaciones”. 

Antes de finalizar el taller, Cathy Maurer señaló que no podemos dar lo que no tenemos, y mencionó algunas sugerencias para implementar la empatía con nosotros mismos: 

  • Hablar contigo mismo como hablas con tus amigos, con calidez. 
  • Practicar la atención plena.
  • Evitar el juicio hacia nosotros mismos.
  • Perdonarnos.
  • Evitar compararnos con los demás.