¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es interpretada por Salovey y Mayer (1997; en Fernández Becorral y Cabello, 2021) como nuestra capacidad para adaptarnos al medio que nos rodea, así como la manera en la que solucionamos problemas. Para Bar-On et al. (2007) involucra el conocer, expresar, comprender y vincularnos sanamente con las personas que nos rodean, enfrentando con éxito las diferentes situaciones cotidianas.

El modelo de Salovey y Mayer (1997) se estructura en 4 habilidades básicas: 

  • Percepción y expresión emocional: capacidad para identificar emociones en otros y uno mismo, así como expresarlas en lugar y modo adecuados.
  • Facilitación emocional: capacidad para que las emociones faciliten los niveles más básicos del procesamiento cognitivo, permitiendo elaborar juicios y análisis de problemas con mayor eficacia.
  • Comprensión emocional: nos permite generar un análisis sistémico de la situación por medio de considerar las emociones, sentimientos y el contexto, llevando a una comprensión de las emociones propias y del otro.
  • Regulación emocional: implica regular el mundo emocional propio y ajeno por medio de la apertura a sentimientos tanto agradables como desagradables, con el fin de reflexionar sobre los mismos. Esto también requiere tolerancia y moderación para no reprimir o exagerar la información a nivel intrapersonal e interpersonal.

Este modelo es secuencial y circular, lo que quiere decir que estas 4 habilidades no ocurren simultáneamente: primero observamos lo que está ocurriendo emocionalmente en el otro u otros, posteriormente procesamos esta información, la entendemos y contextualizamos y, finalmente, generamos una respuesta que permite llevar a cabo la regulación emocional.

Beneficios de desarrollar inteligencia emocional

Fernández Becorral y Cabello (2021) mencionan que las personas emocionalmente inteligentes presentan menos síntomas psicosomáticos, así como menor ansiedad, estrés y depresión, lo cual se traduce en una mejor salud física y mental al incidir directamente en los niveles de bienestar y felicidad personal.

Asimismo, la inteligencia emocional es un factor protector de la ideación suicida y de prevención de conductas de riesgo (consumo de drogas y sustancias ilegales, alcoholismo y tabaquismo).

Beneficios en el ámbito educativo

Dentro del aula, la inteligencia emocional permite ambientes empáticos y de respeto mutuo entre docentes y estudiantes, volviéndose un elemento indispensable considerar en la prevención de bullying o ciberbullying. Asimismo, contribuye al rendimiento académico al permitir que los estudiantes adquieran gestión emocional (Valenzuela y Portillo, 2018) y regulen mejor la ansiedad, tristeza y aburrimiento, incrementando su tolerancia y manejo de la frustración (Belykh, 2018), a la par que pueden gestionar su mundo social con eficacia, construyendo relaciones sólidas con los docentes, sus compañeros y su familia (Fernández Becorral y Cabello, 2021). 

Beneficios para la salud

Las emociones tienen diferentes funciones en el cuerpo humano, la mayoría de ellas centradas en el cuidado de sí mismo, para esto cada emoción tiene una reacción especial centrada en diferentes tareas. Por ejemplo, en el caso del enojo, el ritmo cardiaco aumenta al igual que la adrenalina, lo que llena de energía el cuerpo y lo prepara para cualquier posible riesgo; el miedo hace que la sangre fluya a las piernas, preparando el cuerpo para la huida; la felicidad activa el centro cerebral, disminuyendo las preocupaciones además de relajar al cuerpo; por otra parte, el amor da una sensación de tranquilidad y satisfacción.

El levantar las cejas cuando estamos asombrados nos permite ampliar nuestro campo de visión; el desagrado indica al cuerpo que algo puede ser dañino para la persona; mientras que la tristeza es una herramienta esencial en la asimilación de pérdidas. En general, el conocer la función de cada una de estas emociones permite controlarlas y usarlas de manera favorable.

Metodología dia y la inteligencia emocional

Madrazo García (2020) menciona la necesidad de desarrollar capacidades que permitan el trabajo en equipo, el entendimiento mutuo, y la co-construcción de conocimiento, sin ignorar la creatividad, la sensibilidad e inteligencia humana. La metodología del desarrollo de la inteligencia a través del arte (dia) guarda la intención de “educar la conciencia para activar el sentido de responsabilidad y compromiso con uno mismo y hacia el entorno, considerando no solo la dimensión cognitiva, sino las dimensiones física, afectiva, comunicativa y social” (p. 12). 

Entre las habilidades que se consideran importantes para este modelo de mediación dia, se encuentran las afectivas, que requieren de entrar en contacto con las sensaciones, sentimientos y emociones para poder identificarlas, manejarlas y transmitirlas, siendo una piedra angular en el desarrollo integral de la persona en relación con su medio social. Ahondar en el mundo de las emociones y la inteligencia emocional no solo permite establecer emociones sanas, también influye en las actitudes y comportamientos propios, despertando la sensibilidad hacia uno mismo y los demás.

Es de esta manera que en cada uno de los trayectos formativos se da especial interés por el desarrollo de la inteligencia emocional en quienes son partícipes. Como seres sociales que aprenden al lado del otro, la metodología dia aspira a enseñar estas habilidades para que puedan transmitirse generando una cultura del cuidado de las emociones y climas tanto sanos como armónicos de participación, contribuyendo asimismo al cuidado del bienestar y calidad de vida y prevención de conductas de riesgo, estrés, ansiedad y violencia en múltiples contextos.