Para la metodología dia, la creación del espacio de aprendizaje es muy importante. Este diseño del espacio parte de una intencionalidad: tener claro qué queremos lograr.
Tener sentido de dirección. Saber dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Es fundamental que al iniciar una tarea nos ubiquemos en el momento presente y centremos nuestra atención. ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué necesito para lograrlo? Conocernos y orientarnos hacia la intención u objetivo de la actividad nos sensibiliza y nos prepara para recibir lo mejor de la experiencia (Madrazo, 2020, 112).
Para desarrollar una sesión mediada una vez determinada nuestra intención debemos considerar:
Al desenvolverse en un espacio de armonía, respeto e inclusión, los participantes aprenden a autorregular sus comportamientos, a escuchar, a percibir y a expresar sus ideas, a partir de lo cual se desarrolla la sensibilidad y el aprendizaje.
Planear, dentro de la metodología dia, es el momento didáctico donde se ponen en práctica los factores esenciales de aprendizaje: definición de intenciones, objetivos y metas; creación de espacios y ambientes dinámicos y seguros; así como las capacidades de mediación del principio de orientación vinculadas a la creación del espacio y las condiciones que propician el aprendizaje.
Durante el momento de la planeación se definen las intenciones, objetivos y metas de aprendizaje —a corto, mediano o largo plazo— en función de las necesidades y potencial de aprendizaje del contexto específico. Se plantean las estrategias e interacciones que puedan construir ambientes seguros y que propicien el aprendizaje participativo, tomando en cuenta las necesidades del espacio físico y los materiales que se van a requerir. Esto abarca desde cómo organizar y preparar el espacio físico hasta en qué lugar se colocan los recursos. Las estrategias, herramientas y recursos considerados para lograr los objetivos propuestos deben ser plasmados en los formatos de planeación.
La planeación debe diseñarse a todas las escalas, desde una sesión hasta un trayecto formativo de varios años.
Implica la puesta en práctica de:
Se realiza utilizando los formatos de planeación correspondientes y el banco de recursos didácticos que podrán encontrar en esta plataforma.
El mediador desarrolla la capacidad de reconocer la importancia del espacio físico en los estados mentales y emocionales de los participantes. Considera el arreglo del mobiliario, la limpieza, la ventilación, la luz, la ubicación y la presentación adecuada de los vehículos de aprendizaje, así como la disposición de los materiales y recursos didácticos (Madrazo, 2020, 112).
Procurar las condiciones adecuadas para el ambiente de aprendizaje favorece la presencia plena, la atención y la reflexión; recibir a los alumnos y alumnas en un lugar cálido y acogedor transmite un mensaje de cuidado hacia los otros, fomentando de esta manera la confianza y disposición individual y grupal.
Creamos un espacio socialmente participativo cuando nos tomamos un tiempo para establecer y compartir las reglas del juego con la intención de sostener un ambiente confiable para la escucha, el respeto y el diálogo.
También se puede construir de forma colaborativa los acuerdos de convivencia que tienen la intención de mantener la corresponsabilidad de un espacio donde todas las voces son importantes y cómo nos involucramos en nuestro proceso de aprendizajes personal y colectivo.
Los ejercicios de orientación ayudan a preparar la disposición mental de los participantes, deben ser cortos y con diferentes intenciones para activar, relajar o favorecer la atención plena, de acuerdo con las necesidades de cada grupo en el inicio o a lo largo del desarrollo de la sesión.
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