Camina con cuidado y mucho tacto
y recuerda que la vida es un gran acto de equilibrio.

El ser humano actual lleva miles de años descubriendo el mundo. Los científicos coinciden en que hace alrededor de 70,000 años, los humanos comenzamos a extendernos por el planeta. Además —según el historiador israelí Yuval Noah Harari— desde hace unos 10,000 años, el Homo sapiens es la única especie humana superviviente y el ser vivo dominante en la Tierra, sobre todo gracias a su capacidad lingüística.

Esta aventura, por supuesto, continúa: aún seguimos descubriendo el mundo, especialmente nuestro fascinante mundo interior, mucho menos explorado o atendido que el exterior. Sin embargo, nuestro espacio interno no debería explorarse sin que se considerara el espacio externo: ambos son universos paralelos que requieren equilibrarse.

Es que también existe la posibilidad de que, voluntaria o involuntariamente, vivamos apartados de la sociedad y de la civilización, a la deriva incluso de familiares y amistades, encerrados en nuestro mundo interior; por lo que necesitamos aprender a socializar, a establecer un diálogo con los demás, a ser una persona física, a vivir en el mundo de afuera; desarrollar herramientas que nos ayuden a negociar entre el yo y los otros, a establecer un equilibrio entre el individuo y la pertenencia al grupo.

Es un anhelo ancestral del ser humano intentar ordenar, entender y representar el mundo. Muchas veces puede agobiarnos una imagen caótica del universo y del individuo indefenso perdido en él. Si no caóticos, nuestro espacio interior y el espacio exterior pueden, entonces, parecernos un laberinto. Por lo mismo, recurrimos a la palabra para captar lo más posible, no solo la complejidad del mundo que nos rodea, sino también nuestro complejo mundo interno. Y así no perdernos del todo en un dédalo.

Opciones como la mediación dia ayudan a niños, jóvenes y adultos a descubrir, nombrar, manejar, sanar, reconstruir o fabricar su mundo interior. La teoría de la mediación dia —como se explica en el libro Un camino para ser y trascender (2020), de Claudia Madrazo— precisa que ambos mundos mencionados deben trabajarse consciente e intencionalmente de manera simultánea para el desarrollo integral de la persona, con el fin de encontrar su mayor equilibrio y bienestar.

“En la medida en que creamos conciencia y desarrollamos nuestro mundo interior”, se señala en dicho libro, podemos modificar nuestra interacción con el mundo exterior para construir respuestas —que no reacciones— “más pertinentes y asertivas”, además de que “afinamos nuestras capacidades para resolver de mejor manera los retos a los que nos enfrentamos”.

La teoría dia también plantea que el individuo está en el centro de dos ejes: su mundo interior y el mundo exterior. Espacios paralelos, como ya se mencionó, en los cuales podemos reconocer que la persona cuenta con capacidades para desarrollarse y modificarse.

El mundo interior de la persona está conformado por elementos que se manifiestan en su forma de sentir, pensar y decidir. Mientras que el mundo exterior —donde la persona está en un entorno del cual recibe estímulos e interactúa— se compone de respuestas que se hacen visibles a través del lenguaje, actitudes, comportamientos, entre otros.

De allí la relevancia del mediador dia en el desarrollo de la inteligencia integral, porque —se puntualiza en Un camino para ser y trascender— es precisamente ella o él quien “establece circuitos de relación a través de los cuales vincula a la persona tanto con su mundo interior como con el mundo exterior. La mediación dia juega un papel crucial en el proceso de aprendizaje, ya que activa y fomenta el desarrollo intencional de los territorios interiores”: modifica o refuerza gradualmente las formas de percepción, los conocimientos y las habilidades “que contribuyen al bienestar individual y colectivo”.

Es decir, la mediación dia proporciona estrategias, herramientas y recursos para que el individuo se involucre en su crecimiento personal, pues la atención y la conciencia son los pilares para el desarrollo de la inteligencia integral.

Mundo interior

En Un camino para ser y trascender se explica que “en el mundo interior, del que generalmente vivimos muy alejados, habita nuestra esencia humana, nuestra energía y nuestro potencial para ser y devenir”, y que ese mundo “se construye y cultiva a lo largo de la vida. Para despertar y detonar dicho potencial, es necesario conocer y nombrar” lo que conforma nuestro espacio interno.

Partiendo de la teoría de la mediación dia, el mundo interior contiene los siguientes territorios, que son relevantes para el proceso de aprendizaje y desarrollo:

  • Los conocimientos.
  • Los modelos mentales.
  • Las habilidades físicas, cognitivas, comunicativas, afectivas y sociales.
  • Las herramientas, estrategias y métodos.

Estos territorios de nuestro mundo interior, se precisa en dicho libro, van desarrollándose y modificándose según las experiencias vitales de cada persona. En tanto que la mediación dia fomenta que se transformen y “desarrollen de forma intencional, explícita e integral”. Cambios que pueden verse reflejados “en el desarrollo de habilidades y transformación de modelos mentales y conocimientos que repercuten directamente en la vida de la persona”. Si somos conscientes y estamos atentos a nuestro estado interno, podemos lograr más equilibrio entre nuestros pensamientos y acciones.

Mundo exterior

En el mundo exterior —se plantea en el libro Un camino para ser y trascender—  expresamos nuestros principios y valores “en la forma en que nos comportamos, tratamos a los demás y con las decisiones que tomamos”. Es el qué hacemos y el cómo actuamos.

En el mismo libro se aclara:

Lo que habita en nuestro mundo interior se manifiesta en el mundo exterior de diversas maneras, seamos o no conscientes de ello. De tal suerte que, al trabajar en los territorios interiores se van modificando nuestras formas de ser y relacionarnos con el exterior. De esta manera, se van transformando nuestras formas de responder, expresar y actuar, así como nuestras actitudes y pensamientos.

Además, la teoría dia divide las formas de manifestarnos en las siguientes seis dimensiones que nos ayudan a visualizar, atender y enfocar nuestras interacciones con los demás y el entorno:

  • Presencia física y consciencia corporal.
  • Lenguaje para comunicarnos y expresar lo que sentimos y pensamos.
  • Expresión del pensamiento.
  • Manifestación de emociones, actitudes y comportamientos.
  • Relaciones interpersonales.
  • Dimensión de las acciones.

En efecto, la vida es un gran acto de equilibrio, una fusión y un balance entre nuestro mundo interior y el mundo exterior. Los humanos hemos trascendido los límites de nuestro planeta, por eso, ahora más que nunca, debemos conectar mente, cuerpo y corazón, y labrar nuestro mundo interior en sincronía con el exterior. Desarrollar una inteligencia integral que nos posibilite entender, afinar y modificar nuestras emociones y sentimientos, y así ser más empáticos con quienes nos rodean.