La deserción escolar es un asunto que siempre ha ocupado al sistema educativo de México y del mundo. La inquietud sobre esta problemática aumentó durante la pandemia del COVID-19, como lo demostró la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación del INEGI.
Entre los estudiantes de nivel preescolar, la pandemia fue el motivo principal para dejar la escuela con un 97% de votaciones; el porcentaje se reduce a 73.2% para el nivel primaria; y llega a 35.9% para educación media superior; sin embargo, para el nivel superior el porcentaje aumenta a 44.6%, donde otra de las razones de la deserción se debe a no tener recursos o tener que trabajar: el 13.9% de los encuestados no se inscribió a la escuela por motivo de la pandemia y el 1.6% no lo hizo por falta de recursos.
Los datos anteriores muestran que un número considerable de alumnos y alumnas no están alcanzando los aprendizajes establecidos y expone a muchos otros a abandonar la escuela. Por este motivo es preciso comprender y proponer estrategias que disminuyan las posibilidades de la deserción escolar.
De acuerdo a la Enciclopedia Etecé, la deserción escolar se entiende por “el alejamiento del sistema educativo formal de niños, niñas y adolescentes antes de haber conseguido el título final correspondiente a la finalización de sus estudios”.
De este modo, la deserción escolar es un problema educativo que afecta el desarrollo de las personas y repercute con gran impacto a las sociedades en diferentes aspectos: a nivel personal, cultural, social, político y económico.
En mi experiencia como licenciada en Psicología de la Universidad Autónoma de México y especialista en dificultades de aprendizaje por más de 25 años en la atención a estudiantes en situación educativa de mayor riesgo y vulnerabilidad, he podido observar que los alumnos del nivel preescolar están en continuo riesgo por el bajo logro educativo y la pérdida de aprendizajes; así como la no permanencia debilita las posibilidades de logros en futuros niveles escolares, lo que puede desembocar en el abandono escolar.
Es necesario, por lo tanto, atender estos factores desde los primeros niveles formativos para que alumnas y alumnos tengan la oportunidad de acceder a los servicios educativos. Debemos generar las condiciones para que todos los estudiantes se acerquen con confianza y seguridad a sus escuelas.
Cómo evitar la deserción escolar
Desde el contexto escolar, se considera focalizar a los alumnos con una visión humanista y analizar la situación educativa para fortalecer sus capacidades y potencializar sus aprendizajes. Se retoma la práctica de alerta temprana que tiene por objeto poner en funcionamiento un conjunto de acciones preventivas para mantener en el sistema escolar a los potenciales desertores. A continuación compartimos algunas recomendaciones y experiencias:
La escuela debe propiciar espacios seguros, de respeto, afectivos y saludables para todos y todas, donde cualquier persona que llegue al contexto escolar se sienta bienvenida, respetada y valorada.
Cuando se detectan ausencias de los alumnos, el personal de la dirección escolar debe investigar el motivo y asegurarse de que el alumno o alumna esté bien de salud y pueda regresar a la escuela a la brevedad.
Dentro de las experiencias de aprendizaje, he implementado actividades significativas con la mediación dia para el desarrollo de habilidades lingüísticas al utilizar el arte visual como estímulo para desarrollar la inteligencia de los estudiantes, en donde el alumno fortalece la habilidad de observación, es visibilizado y obtiene mayores oportunidades para profundizar y organizar sus ideas al participar, ya que al expresarse construye narraciones, mostrando sus conocimientos y habilidades.
Al aplicar el principio de Orientación de la metodología dia, los alumnos se implican al trabajo con una escucha atenta, con motivación y autonomía. Se generan las condiciones adecuadas en el aula para que el alumno vaya potensializando su aprendizaje.
Desde mi función como especialista, he llevado a cabo acompañamiento a docentes de grupos para realizar el modelamiento de la metodología dia, con la intención de motivar al alumno a aprender de acuerdo a su ritmo o estilo de aprendizaje. En un grupo de tercero de preescolar realicé la experiencia de aprendizaje para favorecer la oralidad; con las prácticas sociales del lenguaje de la narración y el aprendizaje esperado, el alumno narra anécdotas con secuencia, entonación y volumen; para ello utilicé la imagen de Las mañanitas de Jesús Heleguera como vehículo de mediación.
Con el fin de reducir el ausentismo y atender las necesidades educativas de los alumnos y alumnas, se les proporciona a los estudiantes acompañamiento para que mejoren sus habilidades, favorezcan su rendimiento académico, logren desarrollar el tipo de trabajo requerido y desechen sentimientos de fracaso.
También se puede pasar lista con incentivos para quienes asisten diario y, gradualmente, se vayan habituando a la rutina del aula.
Agentes que pueden evitar la deserción escolar de los alumnos
Los padres son los principales agentes que pueden evitar la deserción escolar de sus hijos. En mi experiencia como docente especialista, es importante orientar a madres y padres de familia sobre la importancia de que sus hijos asistan a la escuela de forma regular.
Como segundo agente, están los docentes quienes, al recibir el apoyo de los padres de familia, se responsabilizan con ellos para que la asistencia de los alumnos sea regular. Los docentes motivan a sus estudiantes al propiciar un clima de aula más cordial, lúdico, entusiasta y participativo.