
Hace dos años, la escuela A Favor del Niño I.A.P. inició un proceso de aprendizaje con el Instituto de Mediación Pedagógica DIA (IMP DIA), inspirada por la convicción de fortalecer las prácticas educativas y brindar herramientas del programa dia (Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte) para fomentar una educación más humana, consciente y sensible.
Tras un periodo de formación, ejercicios y transformación profunda, la comunidad educativa de A Favor del Niño y el IMP DIA celebraron una emotiva Fiesta de la Cosecha en las instalaciones de la escuela, con motivo de la certificación de A Favor del Niño como Escuela DIA.
Escuela con un modelo de acompañamiento integral
A Favor del Niño, fundada en 1941, es una institución de beneficencia de la Ciudad de México. Acompaña a niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad para garantizar sus derechos a la educación, la salud, la nutrición y el desarrollo humano.
Ha sido nominada en los World’s Best School Prizes (Premios a las Mejores Escuelas del Mundo) 2025, en la categoría Colaboración Comunitaria, que reconoce y celebra a las escuelas que han colaborado y desarrollado alianzas significativas con su comunidad para tener un enfoque integral en la educación. A Favor del Niño también está nominada al Community Choice Award, el premio elegido por el público.
Educar también transforma a quien enseña
En la Fiesta de la Cosecha, líderes, maestras, maestros y todo el equipo de apoyo —administrativo e intendencia— compartieron testimonios conmovedores como educadores y como personas entregadas a su comunidad, reconociendo tanto sus logros personales como los logros colectivos. Recordaron que educar también transforma a quien enseña. Fue un momento para honrar un camino sembrado con amor, constancia y propósito.
Divididos en cinco salones, cada integrante compartió un objeto como símbolo de su proceso de transformación: una imagen, un dibujo o una carta que expresaba, de forma única, lo vivido. En el centro, un altar con esos objetos se convirtió en el corazón de cada círculo, donde lo simbólico cobró vida.
En uno de esos salones, una maestra expresó un pensamiento con el que varios participantes coinciden: “Este proceso de certificación me enseñó a ver la enseñanza como un acto creativo, ético y profundamente humano. Salí con herramientas para pensar, observar y crear propuestas significativas para mis estudiantes.”
Semillas y arado en una educación humana
Después de los círculos, toda la comunidad se reunió en el auditorio para dar cierre al evento. Se ofrecieron alimentos, y se proyectó un video con mensajes e imágenes de niñas y niños de A Favor del Niño, agradeciendo por una educación sensible y creativa a través del arte.
Como presentadora, la maestra María Magdalena Rodríguez, coordinadora de Diseño de Trayectos Formativos del IMP DIA, invitó a reflexionar: “¿Qué queremos conservar como comunidad para seguir cultivando?” Una pregunta que encontró respuesta en la unidad, el compromiso y el amor que se ha sembrado:
“Cada persona que forma parte de esta escuela —desde quien cocina hasta quien dirige— tiene un papel fundamental en este proyecto humano”.
“La responsabilidad de cada uno forma el conjunto que es la gran escuela A Favor del Niño”.
“Seguiremos tocando vidas: las de nuestras niñas y niños, y las de nuestras familias”.
Durante la ceremonia de entrega de reconocimientos, surgieron también palabras que evocaron el espíritu colectivo. “Nuestras semillas son los niños y niñas; nosotros somos el arado”, dijo una maestra. Y otra participante agregó: “Este ciclo no termina: es un nuevo comenzar, un nuevo empezar, desde lo que cada uno aporta”.
El valor del tiempo
“Cada segundo de nuestra vida es absolutamente irrepetible”, expresó Daniela Jiménez Moyao, directora de A Favor del Niño. Y así agradeció a la comunidad su entrega, su palabra y su corazón. Porque al trabajar en sí mismos, transformaron también su entorno.
“Así es el arado: a veces hay que salir con el arado en horas extras”. Y eso fue lo que esta comunidad hizo: sostener el esfuerzo —incluso cuando fue difícil—, para sembrar en favor de una educación más humana.
Esa entrega y dedicación no pasó desapercibida: “Se necesita valor, y creo que el valor se hizo visible hoy”, dijo también la maestra Daniela durante el evento. “Nos dieron lo más valioso que tienen: su tiempo”.
La condición interna como base de la educación
En su turno, la maestra Claudia Madrazo, fundadora del IMP DIA, compartió una reflexión poderosa: la educación no es solo una preparación para el futuro, sino “la manifestación más sublime de nuestro presente”.
Así mismo, tanto Daniela Jiménez como Claudia Madrazo, subrayaron que “la calidad de una intervención es directamente proporcional al estado interior del que interviene”, es decir, “el éxito de una intervención depende de la condición interna de la persona”.
En palabras de la maestra Claudia: “Ser humano es muy difícil… y aún más complejo es acompañar a otros seres humanos.” Por eso, nadie puede hacer nuestro trabajo por nosotros: “El trabajo más importante hoy, como docentes, es el de educarnos a nosotros mismos”.
En un mundo tan complejo como el actual, “necesitamos construir islas de coherencia”, espacios donde lo humano se celebre y se honre. A Favor del Niño es precisamente eso: “una comunidad que inspira, motiva y emociona”.
Entrega del certificado y constancias
Durante la ceremonia, Xóchitl, presidenta del patronato de A Favor del Niño I.A.P., expresó con emoción: “Estoy muy agradecida con la Fundación Coppel y con el Instituto DIA por haber creído en nosotros, por apoyarnos, por elegirnos”.
Destacó que en A Favor del Niño “desde que se entra hasta que se sale, en cada área, en cada salón, se siente esta energía, este amor, esta pasión por educar”. Y agregó: “Aquí no hay límites. Ustedes pueden ser y llegar a ser tanto como quieran, tanto como el cielo se los permita. Nosotros lo que queremos es su desarrollo humano, profesional, personal; no solo de los niños y niñas, sino de ustedes, maestras, maestros y miembros de esta comunidad”.
Conmovida, añadió: “Una graduación por ustedes. Muy merecido, porque siempre han trabajado muy bien y ahora somos mejores”.
Y reconoció el valor de este trayecto: “La certificación DIA nos ha regalado mucho: nos ha permitido expresarnos, reconocernos, conocernos”.
Después de estas palabras, Claudia Madrazo entregó oficialmente el certificado de Escuela DIA a A Favor del Niño, seguido por la entrega de constancias a toda la comunidad educativa que participó en esta travesía de transformación.
También se reconoció a las mediadoras dia por su acompañamiento clave en este proceso formativo.
Una celebración del presente y del porvenir
Los frutos que se celebraron ese día no fueron solo logros institucionales, sino transformaciones profundas. Porque, como se dijo en este evento, “cada generación que pasa por aquí es fruto de nuestro trabajo y de nuestra pequeña, pero inmensa aportación”.
Y quizás lo más importante es que esta celebración no marca un final, sino una continuidad: “Hoy celebramos lo que A Favor del Niño cosecha, y es una invitación a seguir creciendo, abrazando nuestra misión”.
“El día que ya no estemos aquí, sabremos sin lugar a dudas que fuimos parte de algo tan grande y tan maravilloso que traspasa fronteras, tiempo y a nosotros mismos”, expresó una de las participantes.