Si algo nos diferencia de otros animales es el lenguaje. A través de él, los seres humanos nos comunicamos y expresamos lo que pensamos y sentimos. Naturalmente nuestras capacidades físicas y cognitivas nos permiten memorizar los signos fónicos o gráficos con los que se comunican los miembros de la sociedad en la que nos desenvolvemos. El lenguaje es de los primeros aprendizajes que desarrollamos y que nos acompañan por el resto de nuestras vidas. Incluso es una herramienta básica para la supervivencia.
Si lo pensamos bien, nuestra lengua es un tesoro; sin ella careceríamos de identidad. Es una herencia valiosa de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y la lista continúa.
Pero así como damos por hecho que el sol saldrá cada mañana o que los árboles darán sus frutos, nos pasa lo mismo con nuestra lengua materna, pues por tratarse de algo cotidiano que adquirimos cuando éramos niños y que seguramente ni recordamos cómo lo aprendimos. Me pregunto si alguna vez nos hemos detenido a agradecer y a valorar que tenemos un lenguaje.
Quizá después de hacer esta reflexión nos parezca más importante reservar un día para honrar este patrimonio intangible de los seres humanos.
Desde 1999, la Conferencia General de la UNESCO conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna cada 21 de febrero para promover la importancia de la diversidad lingüística y cultural, y, con esto, lograr sociedades más justas e inclusivas.
A pesar de estas acciones, la UNESCO advierte que la diversidad cultural se encuentra amenazada, pues según datos de la misma organización, cada dos semanas, como promedio, una lengua se extingue, llevándose con su desaparición todo un patrimonio cultural e intelectual.
Con la extinción de los idiomas, se pierden posibilidades, tradiciones, recuerdos, modalidades únicas de pensamiento y expresión. Por eso, debemos cuidar de todas las lenguas.
Es importante comprender el valor de las lenguas maternas, y sobre todo hacer hincapié en las que provienen de comunidades indígenas o rurales donde los hablantes son pocos.
Jóvenes conscientes
Varias comunidades mayas de Yucatán transmiten y preservan sus conocimientos y culturas a través de su propia lengua. Hablamos con algunos jóvenes yucatecos, miembros del proyecto Promotores Culturales de Baktún Pueblo Maya, para que nos contaran lo que significa mantener y preservar su lengua.
Yesenia Sima, 19 años, de Tixcacaltuyub, Yucatán.
Mi lengua materna es la maya, la gente que me rodea me enseñó a hablarla y me ha servido mucho saberla porque cuando salgo a la calle, convivo con los vecinos, con mis amigos de la escuela o voy al mandado nos comunicamos de esta manera. Toda mi comunidad habla maya.
Nuestra lengua materna es un tesoro muy importante porque es nuestro patrimonio, es lo que se nos ha ido heredando por nuestros antepasados. Y me parece muy importante y necesario conservarla para no perder nuestra esencia, nuestro hogar. Es parte de nuestra identidad y si algún día se perdiera seríamos tal vez insignificantes. Para mí es muy valiosa y me llena de mucho orgullo hablarla y preservarla.
Lo que más valoro de ella son los años y años que ha existido hasta estar en estos momentos, me encanta poder comunicarme con mis abuelitos y mi familia de esta manera.
Es una desgracia que se pierdan las lenguas. Creo que es culpa nuestra porque nos acostumbramos a interactuar más con el español y no prestarle mucha atención a nuestra lengua indígena. A los niños ya no se les inculca y tampoco se les exige, aunque más allá de exigir tendríamos que sembrarles esa curiosidad y cariño por aprender, así como me sucedió a mí.
Víctor Mazún Tec, 23 años, Yaxunah, Yucatán.
Hablo maya desde que era niño, me la enseñaron por mi mamá y por mis abuelos. Es importante hablarla porque mediante esa lengua conservamos todas nuestras tradiciones y nuestra identidad cultural.
Valoro mucho que me la hayan enseñado porque estoy conservando parte de mi cultura, parte de mis ancestros, y yo soy una persona indígena, entonces estoy viviendo mi cultura como debe de ser.
Para preservarla, exigiría que a nivel nacional en todos los medios educativos de todos los niveles escolares tengan al menos una asignatura donde se enseñe una lengua cultural de México; con esto se fortalecería el lenguaje y exploraríamos la cultura de cada una de estas lenguas, así también podríamos hacer intercambios con otros estados.
Yesenia Tut May, 20 años, Tixcacaltuyub, Yucatán.
Hablo maya desde que tengo memoria; esa fue mi primera lengua y con el tiempo aprendí a hablar español. Mis padres fueron quienes me enseñaron esta lengua. Creo que es importante cuidar nuestra lengua materna porque es parte de nuestra cultura y nos identifica en Yucatán.
Valoro muchísimo mi lengua materna porque estoy consciente que son muy pocas las personas con el privilegio de haber aprendido esta lengua. En la actualidad muchos solamente hablan el español y son muy pocas las personas que conservan su lengua indígena, para mí es algo muy importante y significativo.
Jesús Alexis Cupul Dzul, 17 años, Tixcacaltuyub, Yucatán.
Solo hablo un idioma que es el español, esa vendría siendo mi lengua materna, pero sí me hubiera gustado aprender el idioma maya porque es el que nos define como yucatecos. Mi papá y mis abuelos la hablan, pero como yo crecí en la ciudad solo me hablaban en español y por eso no aprendí esta lengua; sin embargo, la valoro mucho.
Brenda Adriana Tamay Canché, 16 años, Yaxunah, Yucatán.
Mi lengua materna es el español, aunque también desde muy pequeña aprendí a hablar maya. Mi papá me enseñó a hablar español y mi mamá a hablar maya.
Conservar la lengua materna que mi mamá me intentó inculcar es sumamente importante porque, además de que nos diferencia como entidad, como comunidad e incluso como un estado, también nos hace recordar de dónde venimos; además de que es una lengua muy bonita porque sabemos que los mayas hicieron un gran esfuerzo por preservarla.
Lo que más valoro de mi lengua materna es que viene de generación tras generación; mis abuelos lo hablaban y sus papás también. Me encanta porque es una manera de recordar a mis antepasados.
Sería estupendo que todos aprendiéramos a hablar esta lengua o que mínimo existiera una asignatura en la escuela. Se nos enseña a hablar inglés para tener mayores oportunidades de trabajo, pero también deberíamos darle prioridad a la lengua maya, por ser algo que nos caracteriza.
El antónimo de desaparecer es conservar o hacer notar, así que yo sugeriría que se implementen proyectos, talleres o pequeñas clases donde la gente pueda hablar en maya, que también se inviten a niños, que se busque la manera de redactar cuentos o cantos en maya y que no solo sean promovidas en un pueblo, sino que se compartan en redes sociales. También me gustaría tener maestros que hablen en maya, yo me sentiría en confianza y segura de expresarme así.